jueves, 4 de diciembre de 2008

Módulo 1. Lectura 3. GLOBALIZACIÓN Y EDUCACIÓN

Módulo 1. Lectura 3
GLOBALIZACIÓN Y EDUCACIÓN
Mtro. Santiago Góngora Ortega

La tesis que aquí sostengo consiste en reconocer que en América Latina la Educación es también un acto de aculturamiento, -no es sólo el disciplinamiento del individuo, como en occidente-, la educación en América Latina ha sido de modo predominante un acto de adopción de valores extraños y de alteración de los propios y que este acto se lleva a cabo de modo implícito en el proceso educativo, impidiendo con ello el control del educando de su propia educación. Entendemos en este caso por educando al conjunto de la sociedad que recibe una educación de Estado.

El sistema educativo nacional ha sido un sistema de conversión espiritual, de adoctrinamiento, como lo fue en su momento la evangelización de los pueblos del continente. No es un acto de afirmación de los valores de la nueva sociedad gestada en el interior de la antigua, como sucedió en Europa ilustrada.
No hay relación global entre el conjunto de los contenidos educativos y la vida cotidiana. Los contenidos están diseñados para crear valores para una sociedad, futura, ideal, occidentalizada.

Los contenidos educativos no hacen explícitos estos propósitos y mucho menos analizan los rasgos característicos de la población que se busca sustituir, sino que se tiende un velo de negatividad, de antivalores, de desprecio de los rasgos culturales propios, con lo que se justifica los contenidos educativos modernizantes.

Este fenómeno que ha sido observado desde el siglo pasado, hasta ahora adquiere singular importancia tanto por la aparición de movimientos intelectuales identitarios como por el explícito y secular fracaso de la modernización latinoamericana, donde la pobreza y los bajos niveles educativos dominan las estadísticas nacionales.

El control de los destinos propios exige eliminar los velos del aculturamiento, la madurez intelectual en la región demanda construir sistemas educativos que tengan fines puestos en nosotros mismos y no en modelos sociales impropios y extraños. El deseo de Octavio Paz de ver al subcontinente pensar por sí mismo tiene un efecto inmediato en las estructuras de control social, particularmente los sistemas educativos nacionales. Un efecto con muchas implicaciones positivas que debemos favorecer, la más importante de todas es la de reducir nuestra vulnerabilidad.

El Velo que cubre parte de nuestras posibilidades de mirar, de mirarnos, se está descubriendo en el momento en que la madurez intelectual coincide con el movimiento más violento de occidentalización llamado Globalización.

La educación pública ha tenido desde sus orígenes el propósito de crear ciudadanos, de formar a la población en el Derecho y la democracia, lo mismo que proponía Rousseau en el siglo XVIII, al mismo tiempo de hacer predominar la formación racional sobre la religiosa. La historia latinoamericana nos revela que una empresa de este tipo no puede ser objeto exclusivo de las aulas escolares, que para ser efectiva y útil tiene que corresponder al credo familiar y a la estructura de las instituciones de la sociedad. de otra forma se produce una "anomia" entre sistema educativo y sistema social.
El conjunto de valores Republicanos de origen liberal y actualmente neoliberales, puestos en juego en la educación oficial latinoamericana, contradicen los principios espirituales de la sociedad predominantemente católica.

A estas alturas podemos ya reflexionar acerca de los resultados de una educación pública derivada de un paradigma ilustrado y europeo; y la primera reflexión que podemos hacer tiene que ver con el carácter depredador de la identidad de este sistema educativo.

Durante más de un siglo se ha pensado, fundamentalistamente, que la educación de corte liberal es una educación superior a cualquier tipo de educación, que erradicar los valores autóctonos era la manera de erradicar los males de la sociedad, como antes el cristianismo luchó contra el paganismo de los pueblos del actual continente americano, hoy se lucha contra los credos populares, concebidos como obstáculos al progreso y degradantes de la condición humana. La intolerancia judeocristiana penetró al liberalismo hasta convertirlo en "pensamiento único".

El sistema educativo modernizante, ahora globalizante, en una sociedad de carácter barroco marcada por los valores de la contrarreforma, acentúa los contrastes sociales, crea una anomia social y una especie de esquizofrenia en el individuo educado que no ve corresponder el lenguaje escolar con el lenguaje familiar y social.

¿Cómo debe ser el sistema educativo en estas condiciones?
El sistema educativo latinoamericano no debe ser ni globalizante ni regionalizante, debe ser ambos a la vez. Es decir bicultural. La educación latinoamericana debe destacar lo que es Latinoamérica, o sea, su lado occidental y su lado indoamericano, diferente para cada región del subcontinente pero siempre existentes ambos lados de nuestra identidad.

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