jueves, 4 de diciembre de 2008

Módulo 2. Lectura 4. LAS APORTACIONES DE LA EBC

Módulo 2. Lectura 4
LAS APORTACIONES DE LA EBC
No obstante las criticas y limitaciones señaladas no descartamos a la EBC como propuesta educativa, ya que al tomar como centro de la instrucción el desarrollo de un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes permite al educando adquirir destrezas integrales y relevantes para su quehacer profesional. Si bien algunos consideran una virtud que los fines educativos sean poco claros, ambiguos o de tan ambiciosos que no se concreten, nosotros consideramos que es deber de una institución educativa seleccionar aquellas competencias generales con valor en el mundo profesional y laboral, mismas que junto con otros aspectos que la institución considere dignos de aprenderse constituirán los propósitos de la enseñanza. Al delimitar tan claramente las competencias a formar, torna evidente para todos los involucrados en el acto educativo los compromisos adquiridos por la institución acerca de los desempeños específicos que serán capaces de realizar los estudiantes cuando termine su formación. Esta concreción de propósitos consigue no solo guiar las acciones educativas sino también nos da elementos precisos para evaluarla.

Por otra parte, el hecho de tener muy claras cuales son las metas educativas, permite que el diseño curricular sea realizado de mejor manera y sea una tarea mucho más racional, ya que se puede trabajar de “atrás para adelante”, identificando a partir de un desglose de ellas qué conocimientos declarativos, procedimentales y actitudinales se requieren para lograrlas. Es decir, al descomponer la competencia en sus elementos constitutivos permite determinar los diferentes tipos de conocimientos necesarios para adquirirla. Con ello, los contenidos así obtenidos tendrán una función particular y necesaria para vincularlos entre ellos y lograr el pleno dominio de sus ejecuciones al término de su preparación. De esta manera evitamos la práctica frecuente de escoger contenidos para los programas académicos, pero desligados de los fines últimos que deseamos alcanzar, que al no justificarse constituyen un desperdicio de tiempo y recursos. Igualmente, al proceder de esta manera se evita que la selección de los contenidos curriculares sea hecha por razones extraacadémicas, por caprichos disciplinarios o como resultado de la presión de los grupos de poder de la institución.

A los maestros tener un currículo con estas características les ayuda a planear adecuadamente sus estrategias de enseñanza para lograr a que el estudiante domine las competencias. Una planeación cuidadosa de la misma permite determinar las secuencias de aprendizaje más optimas y las mejores rutas de enseñanza. Con ellas, se puede precisar lo que resulta difícil para el estudiante y donde está lo que no se entendió. Así se ofrecerán los apoyos pedagógicos diferenciados para cada estudiante y con ello se adapta a las diferencias individuales y sus ritmos de aprendizaje; al hacerlo cumple con las propuestas descritas por Pozo y Reigheluth, donde en lugar de enseñar lo mismo a toda la clase, la instrucción da a cada uno lo que requiere.

No hay que olvidar que aprender competencias no es una tarea fácil y como todo buen aprendizaje requiere de un tiempo y práctica para lograrlo. Más, la EBC tiene la ventaja de ofrecer una enseñanza contextualizada o situada, con los beneficios que este tipo de enseñanza posee y que fueron descritos antes. Si es bien aplicada, ella tiene los elementos para hacer interesante y atractiva la enseñanza, porque ya no se trata de acumular conocimientos por acumular, sino de hacerlos significativos y relevantes, lo que se ha demostrado promueve el aprendizaje (Greeno, 1989). Así a los alumnos se les facilita entender el sentido de todo lo que están haciendo, aumentando su motivación por aprender. Los cuales no son logros menores dadas las grandes deficiencias en estos aspectos de la enseñanza tradicional.

Concretamente en la enseñanza de las competencias es necesario: tener claridad sobre lo que el educando necesita conocer y dominar (vgr. la secuencia y orden de la ejecución) para lograr la meta propuesta, así como enseñarle a utilizar este conocimiento de la manera apropiada y en el contexto adecuado. Finalmente debe aplicar las destrezas adquiridas para conocer y dominar más competencias. Formar círculos virtuosos, donde lo aprendido nos sirve de base para lograr otras de mayor complejidad.

En este sentido a los estudiantes les resulta atractivo una educación con estas características porque incrementa su motivación al tener claro lo que se espera de ellos, porque saben hacia donde deben dirigir sus esfuerzos. No menos importante es el hecho de que al trabajar en condiciones y problemas parecidos a los que enfrentarán en su práctica laboral, les preparará mejor y tendrán mayor confianza acerca de lo que saben cuando se inserten al mercado profesional. En este sentido, reconocemos que si bien no está del todo resuelto el debate acerca de sí hay que enseñar competencias genéricas o específicas, lo que no dudamos es que si los educandos salen bien preparados en las competencias útiles para su profesión, su capacidad de transferir lo adquirido a nuevas e inciertas situaciones será mucho mejor que el no haber tenido esta oportunidad y de aprender saberes inconexos o un “archipiélagos de conocimientos”.

Consideramos que para hacer más atractiva a la EBC es necesario aplicar en ella las propuestas formuladas en el apartado de hacia donde debe cambiar la educación; así como lo propuesto por Pozo acerca de la manera de formar a un experto. Sería muy interesante hacerlo porque mucho del rechazo que ella tiene, es debido a atribuírsele que sólo se propone formar las competencias más simples y sencillas, para los trabajos repetitivos y rutinarios y no aborda el conocimiento complejo y cambiante. Por eso algunos consideran que simplifica en demasía la labor educativa y por eso no la ven como alternativa a los problemas educativos.

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